///Todos
los hechos y personajes de esta historia son ficticios, cualquier semejanza con
la realidad es pura coincidencia///
La hora
de salida en la UNO de lomas era un verdadero caos y mientras todos intentábamos
pasar por esa puerta estrecha (típica de los edificios antiguos de Buenos
Aires) el murmullo ensordecedor acompañaba el final de una jornada de estudios
y relaciones sociales adolescentes.
Ya con
ANTONELLA fuera de mi vida amorosa (solo de mi vida amorosa, ya que solía cruzármela
en todas partes y me había enterado que hablaba de mi con algunos compañeros de
clase) había decidido relajarme y dejarme ser…intentar mostrar lo que los demás
me exigían me había traído problemas (una relación enfermiza con antonella) así
que había optado por permanecer solo y así anduve.
Mis momentos
favoritos después de tanto escándalo eran los inmaculados atardeceres vistos
desde la amplia ventanilla del colectivo verde ese que muy pocos tomábamos: EL
550.
Puedo recordar
charlar con algunos compañeros de clase arriba del bus, pero los regresos que más
disfrutaba era cuando viajaba solo.
No recuerdo
cuando fue el momento en que me di cuenta que compartía el regreso a casa con
RAMIRO que vivía relativamente cerca de mi casa y cuando empezamos a coincidir
en el horario de regreso empecé a pensar más en él.
Mi sentimiento
de compasión despertado por su vergonzante pasar en su escuela era resultado de
algo que todavía no había desarrollado del todo y era sin duda MI
HOMOSEXUALIDAD.
Es más
con el paso de días, semanas, incluso meses RAMIRO parecía ponerse más lindo y
adquirir un valor sentimental en mis pensamientos…
A veces
viajaba sentado delante de mí y yo observaba su nuca, sino miraba sus
zapatillas u observaba su perfil lejano dentro del colectivo…
En invierno
lo pensé tanto que asocie un tema a su presencia y cuando oscurecía camino a
casa la tarareaba…y tomaba más fuerza en su ausencia…
Todo parecía
dimensionarse al subir al colectivo, ya que dentro de la escuela lo ignoraba o parecía
perder todo ese encanto y mística que le agregaba el 550 y sus románticos atardeceres.
Cansado
de cantar “ALUCINADO” de Tiziano Ferro en mi mente en las tardes frías de
invierno al llegar la primavera todo debía cambiar al llegar la primavera…fue ahí
cuando escribí en un papel SU NOMBRE Y
EL MIO junto a un breve declaración de amor, pero la rompí antes de que se
bajara del bus…yo siempre le clave la mirada cuando descendía con la esperanza
de ahorrarme la sinceridad.
Era demasiado
arriesgado emitir palabra o intentar un acercamiento, ya que podía quedar
pegado a su inefable imagen…pero su mirada perdida en ese camino recorrido
juntos me decía que no podía salir nada malo de un ser tan bello e injustamente
maltratado…así que me acerque…
CONTINUARA…
CONSEJO
N° 61| LA MUSICA DE TIZIANO FERRO ES MUY GAY.