domingo, 5 de febrero de 2012

EL ENGAÑO - CAP 34 *La historia del Puto*


Cerveza, papas fritas, maní y algunos quesitos cortados en cubos, una mesita al lado de la mesa y junto a todo eso el trono de Matías Bail…

///Esta novela carece de todo valor literario, su contenido es burdo y vulgar y le recomendamos a las personas impresionables no leerla. Todos los hechos y personajes de esta historia son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia///

No había parado de comer salado y tomar sorbos de cerveza, el clima era cálido, divertido y alegre aunque Matías desentonaba terriblemente.

Alejandro Querubín era un jovencito desgarbado solo un poco más grande que yo, tenía ojos verdes y cabello rubio. Sus ojos eran bondadosos y no escatimaba a la hora de entregarnos sonrisas. Sus frases tan ocurrente iban aumentando mi agrado hacia el sin importarme mucho nada.
Su dentadura blanca brillante, inmaculada se lanzaba sobre mi atrevida y no me permitía cambiar de actitud…Me hacía sentir totalmente presa de su encanto.

El salado y la cerveza término…mierda…ellos hablaban mucho y yo reía imbécil mientras contaba historias de mi infancia. Me sorprendía su lucidez, aunque solo por un momento ya que después volvía a divagar con sus miradas sobre el techo de mi habitación.

-Trae otra cerveza ALE- Dice Matías y lanza una mirada cómplice al joven Alejandro.

-YO ya no quiero más- Exprese y me sentí muy adulto al tener autocontrol sobre mi pequeña borrachera.

-Como que no queres mas? Hay todavía algunas cervezas en la heladera…esto fue lo último que escuche decir de parte de Matías Bail ese día…

Mi pija rozando su pija, sus cachetes colorados rozando los míos mientras mi boca imprecisa besaba su cuello con calor. Mis gruesos y formados labios lo besaron muchas veces, el me toco mi cuerpo puberto y yo entre gemido  gemido aprovechaba para abrazarlo con tesón. Eran los embates de sus movimientos pélvicos que me mareaban y desactivaban  cual bomba adolescente.
Ahí desarmado con mis ropas sueltas, mi piel se conmovía ante semejante aberración, la aberración más grande y placentera de la historia de la humanidad: EL SEXO.

Mis sensaciones eran poesías que se sacrificaban por ver nacer las nuevas que proclamaban aún más virtud que las anteriores y fue así durante todos esos minutos de aquel atardecer vi florecer mi sexualidad con ese jovencito.

Mi cabeza mareada miro la mesita que estaba ahí junto a nuestros cuerpos que frotaban sus genitales  de forma casi mecánica, mis ojos veían el resto de lo que fue esa comidilla fatal, las botellas parecían observar taciturnas el final de una obra nefasta… no recuerdo más que eso, ni siquiera las luces, los movimientos ni tampoco las mentiras…

CONTINUARA…

CONSEJO DEL PUTO COTIDIANO N°71| NUNCA TOMES EN CUENTA LO QUE UN PUTO TE SUGIERA DE LO QUE SEA.