///Esta
novela carece de todo valor literario, su contenido es burdo y vulgar y le recomendamos
a las personas impresionables no leerla. Todos los hechos y personajes de esta
historia son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es pura
coincidencia///
Conocer
a ese tipo fue una de las cosas mas arriesgadas que jamás pensé hacer, pero
cuando vi sus fotos me pareció tremendamente tentador.
Su
nombre era ARIEL y vivía a unas 15
cuadras de lo de MATIAS BAIL. Antes de acompañarme a la parada del colectivo Matías
me comenta un poco los gustos de su amigo.
- Es
un pibe que tiene la vida hecha, los viejos lo mantienen, estudia para personal
trainner y cada tanto hace de stripper en algún boliche, te va a gustar es
lindo y tiene muy buen lomo.
Me
entusiasmaba la idea de conocer a un tipo como los de las películas porno, todo
musculoso que me haga al fin olvidar ese trago amargo que fue mi primera
experiencia sexual.
- Me
dijo si conocía a un pendejo…pasivo para presentarle, eso si, llegas y van a
los bifes, él no tiene mucho tiempo…
Reconocerse
una puta a veces duele, pero en ese momento no lo vi de esa manera sino de una
forma divertida, casi a modo de actividad lúdica.
En el
colectivo recordaba su imagen en el monitor de Matías y me deshacía en morbos y
me temblaban las piernas. Mis piernas flacas y blancas pronto se desparramarían
en la cama de ese tipo exaltadas de placer.
Llego
finalmente al pórtico de las torres en donde Ariel vivía y titubee…realmente
quería hacer eso? Estoy anímicamente preparado para otra experiencia sexual
después de haber prometido olvidarme de eso?... no lo sabia, pero ante la duda
siempre fue impulsivo y lo hice.
TOQUE
EL TIMBRE.
Me atendió
y me dijo que bajaba ya, esos 5 minutos fueron eternos y mis manos y pies
sudaron sobremanera hasta que la puerta del ascensor se abrió y salió de allí un
joven de unos 24 años, con un cuerpazo de gym que se ponía notar, a pesar de
que este llevaba una remera blanca de algodón grande y un pantalón deportivo Adidas
un tanto mas grande que la remera.
-Hola
como estas? – me pregunto y yo respondí bajito que bien.
Me invito
a pasar y juntos subimos en el ascensor.
El ascensor
era amplio y yo en una de las esquinas no podía siquiera mirar su reflejo en el
espejo, y cuando al fin me atreví me choque con una risita de el apreciando mi cuerpo
d espaldas.
Llegamos
al piso 18 y ahí vivía el, en el departamento E. Cuando entramos me miro se volvió
a sonreír y me dijo “PASA DIRECTO ALCUARTO”.
Él se
quedo en la entrada, mientras yo atravesaba el living. Mi corazón latía fuerte,
tenía ansiedad y ganas de escapar todo al mismo tiempo, pero el deseo sexual
del puto es fuerte y egoísta tanto que no pude hacerlo desistir.
Espere
15 minutos en su cama sentado como si fuera un niño esperando un castigo en su
cuarto, con la diferencia que el que me va a castigar es un chongo pedófilo.
Finalmente Ariel entra al cuarto.
Su
imponente metro ochenta y cinco se contrastaba con mi metro sesenta y pico casi
un metro setenta, mi cuerpo blancuzco y frágil junto a su lomazo producto del
gimnasio y los esteroides eran los únicos cuerpos que estaban en ese cuarto. Su
cabellera marrón oscura y su insulsa, tal vez peco de soberbio pero mas allá
del lomo, SU CARA no era atractiva, al menos para mí.
Tomo
su remera y se la saco mientras se acercaba a mi, tomo una de mis manos y las
apoyo en sus abdominales duros y ahí sentí por primera vez lo que sienten los
putos en las películas…
Continuara…
CONSEJO
DEL PUTO COTIDIANO N° 77°| El puto MUERE por otro MUSCULOSO.