Uno
dice “NUNCA HICE ESO” hasta que deja de decirlo, mi idea no era ser muy puta,
pero ¿cómo decirle que NO a un taxy boy gratis?
///Esta
novela carece de todo valor literario, su contenido es burdo y vulgar y le
recomendamos a las personas impresionables no leerla. Todos los hechos y
personajes de esta historia son ficticios, cualquier semejanza con la realidad
es pura coincidencia///
Temblaba
como una hoja en otoño, mis manos sudaban y mis pensamientos estaban al
servicio del sexo.
¿Cómo
podía ser el deseo el motor de mis movimientos?
Había caminado cuadras enteras en aquella jungla de fabricantes de tela
de dudosa calidad y había derribado los múltiples llamados del decoro y la
dignidad y aun así no quería dejar pasar esa posibilidad de sexo.
Se
trataba de un hombre sumamente atractivo, buen cogedor, seguramente con buena “dotación”,
algo como dirían de CALIDAD.
Toque
el timbre. Me respondió rápidamente que “ya bajaba” y solo me quedo esperar.
Los nervios no paraban de crecer y aunque parezca repetitivo sobre este punto,
quiero lograr resaltar los nervios que tenía.
Mira
hacia el frente, ahí estaba la sede de la amia, blindada como si esperara lo
peor en cualquier momento… se acerca el a la puerta.
-Hola-
me dice y me abre la puerta. Hablaba muy bajito y de a ratos no lograba
escuchar que quería decir.
Me
dijo que se llamaba SERGIO en el ascensor y nos bajamos en el piso 7.
Sergio
Sarmiento como lo dice su documento de identidad era un tipo un tanto bajo,
pelado con una cara extraña, la nariz ñata, los ojos pesados , de una fisico marcado y una frente
predominante que lo hacía muy parecido a esos perros BULL TERRIER.
Si
uno de esos animales pudiera transformarse en un humano seria lo más parecido a
Sergio que se pueda imaginar. Es más la tez del TAXI Sergio era tan blanca que
no hacia más que reafirmar mi comparación ridícula.
-PASA!
SENTATE -y me indica la cama que se encuentra en el centro de la habitación.
Todo allí era blanco y minimalista, el ambiente olía a tutti fruti y podían verse
camillas, cremas, y toallas también blancas a uno de los costados.
Tampoco
podía faltar el gato siamés y sus juguetes y la computadora sobre la mesa al
lado del televisor.
Él
se sentó en esa silla frente a la computadora y sin mediar nada más me pidió que
se la empezara a mamar.
Solo
me acerque y lo hice, no peso en mi ni siquiera el hecho de que no fuera lo que
yo esperaba pero fueron tantas mis ganas que tome su verga y la chupe como
nunca.
Era
relativamente grande, blanca y olía bien. Mientras escuchaba sus dedos golpear
las teclas de su notebook en una rutina prostibularia de la que era testigo,
sus manos guiaban mi cabeza hacia la dirección deseada, recibiendo embates de
su pelvis sobre mi boca.
Disfrute
cada momento, aunque la imagen, mental no coincidía con lo que estaba viviendo,
debo reconocer que estaba bueno.
Esto
solo duro unos segundos y ya quiso cogerme.
Me
llevo a la camilla me acostó boca arriba sobre uno de sus bordes y pronto me la
metió.
Estaba
muy dilatado y lo noto, le encanto sentir como mi culo se abría y su pija
entraba y salía de miles de formas posibles.
-Uy!
Pendejo te re entro! decía mientras me cojia mas y mas.
Duro
aproximadamente treinta minutos y cuando acabe no quise más, me dejo
satisfecho. Yo ya sabía los procedimientos de este tipo de encuentros y estaba
preparado para salir por la misma puerta por la que entre.
Solo
que me lleve una sorpresa cuando en el hall del edificio me pregunto… ¿Tenes
celular?
CONSEJO
DEL PUTO COTIDIANO N° 83| SI LE GUSTASTE SIEMPRE, SIEMPRE TE PIDE EL CELU.