domingo, 9 de diciembre de 2012

Me las pagaras Matias Bail (Parte 1) - CAP 49 #El puto cotidiano

Subíamos las escaleras en silencio hasta el primer piso, después de pantomima para el portero en donde el me pregunta sobre mi familia como si los conociera, yo respondía a cada una de sus preguntas improvisadas como un ñino idiota "SI", "NO", "ESTA BIEN" eran algunas de mis creativas actuaciones.
Es que nunca tuve interpretaciones memorables, siempre era el mismo, adaptandome a todas las situaciones sin finjir nada.
Me pregunto si queria comer algo, yo le dije que si como siempre. Pedimos al "Chino" Chaw fan con cerdo y esas empanaditas que tanto me gustan.
La charla, luego la comida y asi continuo la charla, en cada bocanada de fideos que escurrían por su boca deseaba sentarme en la bendita computadora y borrar de una vez y para siempre las malditas fotos que me habían llevado de vuelta ahí.
Matias Bail no tenia modales me había dado cuenta, que junto a la moral y al tacto esto era una nueva cualidad que descubria yo, no tenia.
Parecía un perro comiendo de un tazon, ese guardian leal y buchon, como si fuera un perro policía que no tenia miramientos a la hora de conseguir lo que queria.
Por algo era un policía un tanto fracasado en fuerza y del todo en la vida... me había cansado de odiarlo solo queria sentarme en esa computadora, realmente lo quería.
Su voz tenue sonaba mientras yo pensaba, la tarde se empezaba a acentuar en su ventana y esto ya terminaba de cansarme.

Me acerque inocentemente, quien aun no conocíera la verdad de mi conciencia podría tal vez haber confundido aquel beso con una muestra de amor.

-Vine a verte y hacer el amor con vos... dije, estaba decidido.

El clavo sus ojos en los mios, sin remordimientos toque su mano y la puse sobre mi pierna y la lleve lentamente rozando mi pantalón hacia mi pija.

El clima era de un suspenso intrigante y cuando creí que no podía engañar a un perro viejo, habil, mentiroso, que no deja nada librado al azar, el viejo pedofilo cedió y me pregunto:

-¿De verdad?

Sonreí dulcemente y mentí tan delicioso que hasta hoy lo recuerdo.

-Si, de verdad. Me gustas y mucho.

CONSEJO DEL PUTO COTIDIANO N°86| Al puto le encanta y disfruta mintiendo.   

   

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